miércoles, mayo 09, 2007

Cuando el enemigo se disfraza de ciudadano

Con rodilleras, cascos, chaleco antibalas, escudos, bombas lacrimógenas y armas de fuego salen los efectivos policiales al encuentro con los ciudadanos, que esta vez se aprestan a festejar el Día del Trabajador. Como si las mujeres, los hombres, los niños y adolescente que aplauden al presidente de la Central Unitaria de Trabajadores y corean las canciones de Inti-illimani fueran sus enemigos. Al finalizar el acto masivo los manifestantes son atacados por el carro lanza agua, el lanza gases y los policías a caballo. Nadie sabe por qué, pero como de costumbre la justificación será que alguien los provocó, aunque nunca hay certeza de quién fue, ni explicación de por qué se dejaron provocar. El procedimiento siempre es el mismo, atacarlos a todos, golpearlos con el chorro de agua, llenarles los ojos y la garganta de gas y corretearlos hasta que desaparezcan. Un mes antes, policías igual de aparatados que estos, mataron a un manifestante adolescente en Villa Francia de un balazo. Hasta hace poco trataron de inculpar a otro civil, lo que deja en evidencia lo injustificable del hecho. Y dos días después de la celebración del 1 de mayo, en el sur del país, mataron a un trabajados en huelga mientras trataba de defenderse del ataque policial que esta vez había incorporado ametralladoras a su parafernalia de costumbre. ¿Por qué esa actitud bélica cuando salen a encontrarse con la población? A estas alturas la pregunta resulta ingenua, pero no podemos dejar de hacerla. Si la postura de las autoridades es que los ciudadanos son el enemigo y hay que reprimirlos, ¡por dios que lo están haciendo bien¡ Pero si la idea es crear las condiciones para que la ciudadanía se sienta segura y disfruten de su libertad de pasear, festejar y manifestar, caramba que algunos se merecen un tirón de orejas, otros unos años de cárcel y varios el repudio de todos nosotros.

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