jueves, junio 14, 2007

El planeta es de todos los que lo cuidan

No me parece del todo acertada una afirmación que se escucha por estos días en diversos seminarios y reportajes que dice “Estamos destruyendo la tierra”, como si la mayoría de la gente dedicara parte de su tiempo a tan perjudicial tarea. Es cierto que los males del planeta son culpa de los humanos, pero hay gente y gente. Los hombres y mujeres que viven el día a día trabajando por su subsistencia sin mayor poder que el de su sueldo y su voto, no son los que tienen la culpa del desastre ecológico que estamos presenciando, por lo menos no de manera directa. Esa responsabilidad recae sobre una minoría, que no necesariamente representanta al resto, pero que tienen la capacidad de destruir el medio ambiente y al ser humano a través de la guerra y la contaminación: los empresarios y políticos de las esferas más altas de nuestra comunidad global. No es un asunto de clases ni de profesión, ya que hay muchos empresarios y políticos empeñados en proteger el medio ambiente, así como hay muchos ciudadanos comunes despreocupados del asunto. Pero no se puede culpar al escolar que compra un cuaderno del desastre ecológico causado por la empresa de celulosa Celco. Tampoco al automovilista de la contaminación del aire si no se le ofrece un combustible limpio. Y definitivamente no se puede culpar a las victimas de la guerra de la invasión a Irak. A la hora de reconocer culpas la elite tiende a compartirlas con el resto, pero no se muestra igual de generosa cuando se trata de compartir con los demás los beneficios del poder acumulado. Tampoco ha sido suficientemente ágil a la hora de tomar conciencia, no sólo del desastre, sino también de la posibilidad que se le presenta de construir un futuro de paz entre los humanos y armonía con la naturaleza a través de un cambio hacia una actitud menos egoísta. La responsabilidad de los que no tienen los mismos recursos se limita a exigir, a través de la organización ciudadana, normativas coherentes con la preservación del medio ambiente y la vida humana para luego demandar que éstas se cumplan. A eso han estado dedicados desde hace varias décadas numerosos grupos ambientalistas y humanistas de todo el mundo. Por eso sería más justo decir “Estamos tratando de salvar el planeta” cuando se pretende representar a la mayoría.

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