jueves, octubre 18, 2007

CSI para CHILE

Que beneficioso sería tener un verdadero CSI capaz de esclarecer tanto delito impune, encontrar a los asesinos sueltos y dar con los cuerpos desaparecidos de tantos compatriotas. CSI o En la Escena del Crimen, como se le llama en este lado del mundo la serie americana, trata del trabajo de un equipo forense que resuelve crímenes en la vistosa ciudad de Las Vegas. Gil, Catherine y Warrick son capaces de averiguar como murió una persona con la sola evidencia de unos huesos encontrados en el desierto, resolver la trama del asesinato y acusar a los responsables, pero también pueden dar con el paradero de gente desaparecida a través del análisis de un cabello, una prenda de vestir u otro dato efímero. El profesionalismo de estos científicos y sus colegas policías se evidencia en terreno. Resuelven casos de diversa índole que involucran a ricos y a pobres, siempre guiados por una perseverante creencia en la igualdad ante la ley y una apasionada voluntar por saber la verdad. La tecnología de ultima generación que apoya su labor sorprende muchas veces al incrédulo espectador, así como la completa libertad de acción que los forenses ejercen sin limites de recursos, tiempo ni espacio. A pesar de que se trata de una ficción resulta difícil dejar de pensar en todo el dolor que se podría ahorrar nuestro país si pusiéramos a disposición de las entidades correspondientes los mismos recursos tecnológicos y humanos que en la serie televisiva. Pero sobre todo si tuviéramos la misma fe en la justicia y la misma pasión por la verdad.

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miércoles, octubre 03, 2007

49 víctimas y ningún femicidio

Dicen que han muerto 49 mujeres asesinadas por sus parejas este año y creo que pocas cosas nos podrían avergonzar más. Aunque hay algo peor: que no se haga lo necesario para parar la barbarie. Lamentablemente, mientras las autoridades se echan la culpa unas a otras, lo que más se escucha son las voces de quienes quieren frenar las iniciativas dirigidas a un cambio legal. Quienes saben de leyes no parecen estar de acuerdo en cual es el camino a seguir y es legitimo que se discuta, pero lo que resulta difícil de entender es que muchos de ellos no quieran hacer nada, que digan que ya hay leyes suficientes, sin importarles que sigan los asesinatos y que digan que la figura del femicidio puede ser contra producente, sin una verdadera prueba. El único argumento que entregan es que somos, o debiéramos ser, iguales ante la ley. Pero si fuera así las leyes no serían necesarias. En una sociedad que pretende ser justa las leyes deben proteger al indefenso en peligro, por eso hay leyes de protección de menores, leyes contra la discriminación; y por eso existen los tratados de Derechos Humanos. También ocurre lo contrario. En sociedades fovoritistas hay leyes que protegen a delincuentes y victimarios como las de amnistía o de conmutación de penas por dinero, aunque la más eficaz y fácil manera de dejan a los villanos en la impunidad es no hacer nada. Ignorar el delito, argumentar que se mejorará por sí mismo y que cualquier medida podría agravarlo. Desgraciadamente nuestro país conoce de todas estas practicas. La legislación de los países dejan en evidencia los intereses de la clase que administra el poder, pero por sobre todo deja en evidencia el nivel de criterio de la elite. Una amnistía para los delitos de lesa humanidad o fraudes económicos solo puede decretarse por los mismos que cometieron los delitos o sus cómplices. Y una legislación que no es capaz de entregar protección a sus mujeres es posible solo en un país que le cuesta dejar atrás su fama de machista y conservador como el nuestro.